miércoles, 25 de mayo de 2011

El docente: "árbitro" de procesos de aprendizaje

República Bolivariana de Venezuela
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio
Diplomado Componente Docencia Universitaria
                        Asignatura: Estrategias y Medios Instruccionales
                                                Profesor: José Peñaloza
                        Elaborado por: Ana C. Urbina (C.I. No 10756858)

El Docente: “árbitro” de procesos de aprendizaje
De cualquier manera que se pretenda abordar esta palabra, y relacionarla dentro de su contexto de acción: arbitraje, arbitrio, mediar, llegar a un resultado, obtener lo que se espera, tener un foco, y así hasta el finito resultado argumentativo de simplemente enfatizar el papel del docente como mediador en procesos de aprendizajes (complejos o no), aplica discernir de forma esquemática el cómo y de qué manera se logra ese proceso (de forma efectiva), para apoyar al docente a construir los cimientos que le ayuden a edificar “aulas de intercambio cognoscitivo, interactivo, enriquecedor”.
Al pretender moldear un esquema al respecto, surgen mil interrogantes que rápidamente se abordan bajo un solo lente: vocación, compromiso, técnicas, estudio constante, conocimiento del entorno educativo, socio-biológico, psicosocial, autoconocimiento de debilidades, fortalezas, riesgos y oportunidades, entre otros, que pueden apoyar la labor de educar -hasta convertirla en un proceso medido en términos porcentuales como exitoso-, dentro de la población que se beneficie de ese “engranaje procedimental” educativo.
Este engranaje educativo es más amplio, si se pretende abarcar la comunidad educativa por entero, si se pretende conocer más allá de ese entorno e inferir qué motiva,  qué despierta, qué alerta o qué mueve al estudiantado
Labor titánica, que debe enfocarse y mantenerse bajo el lente objetivo de procesos y reajustes constantes de esos procesos.
¿De qué manera y bajo que posible abanico de parámetros?  
ü Programas adaptables y ajustados a las épocas actuales y al entorno donde se aplican
ü Inducir a los estudiantes a pensar de forma autónoma, estableciendo a través de participaciones activas y voluntarias, presencias en las clases, que les permita desarrollarse paulatinamente como individuos potencialmente creadores de sus sociedades, quizá incluso líderes de su entorno
ü Afinar (ajustar siempre) los contenidos programáticos, en función de motivaciones reales, que ayuden y apoyen la adaptabilidad del alumnado y a la empatía con sus mediadores
ü Establecer clases dinámicas que incentiven el libre pensamiento e incluso, muchas veces, buen uso de habilidades motoras
ü Establecer grupos de trabajo, que permitan crear “aulas sociales”, bastiones de trabajos en equipos, útiles para la inserción de un gran porcentaje del alumnado a otros estadios (trabajos, comunidades, organizaciones, grupos)
El medio es el mensaje: fehaciente y de facto; el mediador o facilitador (palabras fáciles de pronunciar e incluso de interpretar) pero muy complejas en la forma (en la acción) está ganado a ser una especie de maestro de orquesta, con toda la responsabilidad en el buen funcionamiento de la misma que esto implica (si es válida la analogía)
El facilitador puede ser un medio efectivo, transicional o nulo en los procesos de aprendizaje de grupos de estudiantes. Al mismo tiempo, resulta compleja y antagónica la influencia que el primero pueda tener en éstos, puesto que es lógico que haya variedad de caracteres, personalidades, “agendas ocultas”, motivaciones diversas y distintas características sociales en un simple grupo de estudiantes
Acá entra en juego la técnica (la  p-r-e-p-a-r-a-c-i-ó-n) del facilitador. El auto-proceso consciente e incluso necesario para llegar a ser un hilo conductor, maestro de orquesta, motivador y medio efectivo de mensaje (s). Se establecería entonces un correcto manejo comunicacional con los “facilitados” y el proceso conductor de mensajes efectivos sería óptimo
Importante también (e ideal), establecer sinergia positiva entre ambas partes, y acá entra en juego algo complejo pero a la vez funcional: las capacidades de liderazgo y estrategias grupales, que permitan establecer una sinergia positiva, basadas en mutuos respetos, en enriquecedoras o al menos efectivas conclusiones de aprendizaje
Independientemente del tipo de alumnos (niños –base, células en desarrollo- , adolescentes –no plenamente conscientes, pero demandantes de integración socio-afectiva- o adultos –en distintas etapas, con distintas necesidades, motivaciones, resistencias o aperturas a cambios y tiempos para inducir en aprendizajes-) lo que debe privar, respetando la técnica, sin llegar a adherirse por completo a ella (siendo dinámicos pues) definitivamente, es la forma como se transmite el mensaje (oyente-receptor-interacción-vuelta al proceso-apertura-cierre-coherencia-reingeniería constante)
Los programas educativos, que ayudan y sirven de guía al facilitador son solo eso: guías. No puede (no debería) ser monótono el proceso de interacción entre ambas partes. Más allá de un aula de clases, se debe entender también como un todo la institución a la cual se asiste para educar o ser educado, y esto redunda en el hecho que incluso una estructura es un medio efectivo o inefectivo de comunicación

3 comentarios:

  1. Que te puedo decir sobre un tema donde existe tanta informacion y tantos puntos de vista, solo que si ese es el punto de vista al cual deseaste acogerte entonces aplicalo y que los resultados sean los esperados por ti y para ti

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  3. CONCUERDO CON EL HECHO DE QUE EL CONOCIMIENTO POR SI SOLO, SIGUE SIENDO ESO, HASTA QUE SE DA EL PROCESO DE MEDIACIÓN DEL DOCENTE FACILITADOR O MEDIADOR ENTRE ESTE Y EL SUJETO QUE APRENDE PARA QUE EFECTIVAMENTE SE DE EL APRENDIZAJE.


    STUART COLLADO

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